jueves, 8 de septiembre de 2022

AMIGOS QUE ESTORBAN

En mi lista de agradecimientos con frecuencia aparecen mis amigos. No sé cómo, pero por alguna razón he sido capaz de conservar amistades por 10, 20 y hasta casi 30 años. La verdad es que soy una persona complicada y aun así varios han decidido quererme y aceptarme en sus vidas y las de sus hijos.


Sé que me he portado mal con algunos de ellos; no fui paciente, no valoré lo suficiente la relación, no quise que me preguntaran sobre mis problemas, entre algunas de las razones que puedo mencionar. También, puedo enumerar a varias amistades que se portaron mal conmigo, que no fueron transparentes y que decidieron alejarse (y doy gracias a Dios por ello).


Sin embargo, el Señor me ha enseñado en los últimos meses a valorar mucho más a los amigos que vienen de Él. Hablo de esos amigos que te edifican, que te alimentan, con los que puedes abrir el corazón recíprocamente sin problema. Hablo de esos que la Biblia llama “hermanos en la angustia” (Prov. 17:17).


Les confieso que cuando he estado en medio de decisiones necias, viviendo fuera de la voluntad de Dios; han llegado algunos de estos amigos fieles y me han caído mal, he rechazado sus consejos o llamados de atención, me he resentido silenciosa o descaradamente y he preferido evadirles porque me incomodan.

Pero ¿adivinen qué?...siempre han tenido la razón.

No es hasta que estás en medio del dolor que pudiste haber evitado o pagando las consecuencias de tus decisiones insensatas, que valoras a esos amigos, esos a los que yo llamo “amigos que estorban”. ¿Estorbo? Sí, porque son los que Dios usa para hacerte notar tu pecado, son los que te recuerdan la Palabra cuando la estás ignorando, los que te señalan el camino correcto, los que te advierten si vas directo a un despeñadero (Prov. 12:26).


No sé si es la madurez que llega con la edad, pero agradezco muchísimo por los amigos que me estorban para pecar y para equivocarme. He decidido que no quiero amigos que celebran mis metidas de pata, que no son capaces de mostrarme que me he desviado o que no me hagan acercarme al propósito de Dios para mí.


Pero por otro lado también quiero convertirme en una amiga así, una amiga piadosa, una amiga que estorba, que advierte, que lleva a sus amigos a los principios de la Palabra, que no es testigo pasivo del debacle espiritual de los demás (Prov 27:9). No quiero que se me demande por no haber estorbado a mis amigos (Prov. 27:17). Quiero, con amor y humildad, ser de las que se ganan el derecho de reprender y amonestar a los amigos que están presentes en mi vida.


¿Qué tipo de amigos estamos siendo? ¿Somos de los que estorban a los demás en su pecado? ¿O somos de los que por llevar la fiesta en paz, nos quedamos callados?


Te invito a examinar tus amistades en oración y que le pidas ayuda a Dios para ser la clase de amiga que acerca a sus amigos a Jesús.


“Los justos dan buenos consejos a sus amigos, los perversos los llevan por mal camino”. Proverbios 12:26


Publicado originalmente en el blog de Cefad Women, El Salvador.

jueves, 16 de diciembre de 2021

Cisternas Rotas

Basado en Jeremías 2:13


Soy como el pueblo de Israel

Infiel y desleal;

Muy rápido me olvidé de Tu Bondad

Y quise saciarme con algo más.


Desvié mi corazón a cosas vanas

Creí saber lo que necesitaba

No me dí cuenta que, entre más cisternas cavaba

De Tu Presencia silenciosamente me alejaba


Mi alma necia insistía

En buscar agua viva

Apartándome de la única Fuente

Que mi sed saciaría


Dolor, frustración y culpa

Fueron impregnando mis días

No me daba cuenta que las grietas

Nada permanente retenían


El agua que el mundo te da

Es un espejismo, es vanidad

Y el vacío que produce

Es un profundo y oscuro espiral


Pero el Amado de mi alma

Esperó para tener misericordia

No se cansó de llamar

Y ofrecer Redención a mi infidelidad


Cuando finalmente me rendí

Y grité desesperada, casi muerta de sed

La Fuente de Agua Viva

Me ofreció Gracia a granel


Soy como el pueblo de Israel

Infiel y desleal;

Mas Él me hizo libre de la cautividad

Mostrándome que sabe restaurar


No hay forma de resistir

Al que es amplio en perdonar

El agua de Su Gracia

Es suficiente para toda alma saciar




lunes, 15 de noviembre de 2021

Una Conversión Improbable

Nunca me había detenido a meditar en Hechos 16. No fue hasta hace unos días que quedé impactada por el relato de varias conversiones sucesivas.


Un centurión romano era alguien clasificado como de clase media. Contaba con un ingreso que le permitía vivir con solvencia. Aunque la Biblia no nos da mayores detalles, sabemos que el Espíritu Santo había comenzado a tocar muchos corazones en la ciudad de Filipos. La voz se había corrido y mucha gente había escuchado ya de Silas y Pablo.


Los "dueños" de una muchacha poseída por un espíritu de adivinación, habían tergiversado los hechos de su liberación, para acusar a estos dos misioneros falsamente (v.16-22). Como consecuencia, fueron a parar a la prisión (v.23).


Dios orquestaba soberanamente todos estos sucesos para llevar la salvación a un hombre: el centurión que cuidaba la cárcel. Este hombre era muy cumplido con su deber. Obedeció las órdenes y metió a Pablo y Silas en el calabozo de más adentro (del que era casi imposible salir) y además les colocó un cepo para mayor resguardo. (v.24).


La Biblia describe que a medianoche, mientras estos hombres de Dios cantaban y oraban en voz alta y el centurión dormía, sobrevino un terremoto. No sabemos con exactitud si el terremoto solo ocurrió en la cárcel o en la ciudad entera. Lo que sí es cierto, es que había sucedido algo extraordinario: las cadenas y celdas se abrieron por sí solas (v.25-26).


Considera que en ese sitio habían hombres que merecían estar allí. Pero Pablo y Silas, no. Si algunos merecían salir corriendo hacia su libertad, eran ellos. Sin embargo, como sabiendo que el Señor tenía un plan Mayor, se quedaron y sin duda, influyeron a que ninguno huyera.


Déjame contarte que de acuerdo a la tradición militar romana, un soldado que dejara escapar a un preso, debía pagar con su propia vida (Hch.12:19, 27:42). Por ello, entendemos que la primera reacción del centurión al despertar y ver las celdas abiertas, fue sacar su espada para acabar con su vida (v.27).


Estamos hablando de honor, de dignidad. 

Sin embargo, Pablo gritó desde el fondo: "¡No lo hagas! ¡Todos estamos acá!" (v.28).


No conocemos los detalles, pero sabemos que el Señor ya había elegido a este hombre y había preparado su corazón para este momento. Quizás escuchó que el Dios de Pablo y Silas hacía milagros. Tal vez vio algo diferente en sus miradas y en su forma de comportarse. O puede ser que les escuchó hablarle a otros pesos y ese mensaje tocó su vida. No lo sabemos con certeza; pero sabemos que el momento había llegado. 


"Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas y después de sacarlos, dijo: 'Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?'. Ellos respondieron: 'Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y toda tu casa'.." v.30-31 NBLA



Pablo y Silas le presentaron el Evangelio a él y a los de su casa (familia, huéspedes y siervos). Ellos creyeron y además, fueron bautizados. Y no solo eso, como un signo inmediato de su conversión, este hombre les lavó las heridas y les dio de comer a esos dos prisioneros (v.32-34).


¿No te parece increíble? Un soldado romano con cierto rango, lavando las heridas de estos dos hombres. Él no tenía porqué servirles, él tenía una imagen y un trabajo que cuidar. Podía meterse en problemas por ayudar y mostrar deferencia a estos dos hombres que la multitud había azotado y encarcelado.


Pero la Gracia irresistible había llegado a su vida y ese gozo no tenía comparación (v.34). Había cambiado para siempre. El que encarcelaba y velaba porque los malvados recibieran su merecido, se había dado cuenta de su propia maldad y que tampoco merecía misericordia. Ahora conocía la verdadera libertad, aquella que supera el ser sacado de un calabozo.

 

Lo que más me conmueve de este relato, es que muchas veces olvido que Dios sigue haciendo milagros de conversión. He considerado a muchas personas que conozco como "insalvables". Pero el Señor me recuerda en Su Palabra que a quién Él escoge se encarga de atraer, conquistar y salvar con Su Gracia inexplicable (Ef.1:4-7). Yo, al igual que Pablo y Silas, solo estoy llamada a hacer mi parte; el milagro de la salvación es obra Suya.


¿Por la conversión de qué persona debes orar hoy?

sábado, 28 de agosto de 2021

Conserva el Asombro

Trato de no estar tan pendiente de las noticias porque sé que pueden afectarme mucho. Sin embargo, en las últimas semanas me ha costado un poco. Como si estar viviendo una pandemia no fuera suficiente, alrededor del mundo y en mi propio país, están ocurriendo tantas cosas, que me resulta imposible desconectarme de esos hechos.

Basta entrar cinco minutos a cualquier red social para perder la paz y a veces, hasta un poco de esperanza. Pero en los últimos días, el Señor se ha ocupado de llamarme a no dejar de asombrarme. 

Es cierto, el mundo es un caos. Mientras escribo, luchamos con un virus en todo el planeta; varios países se preparan para recibir a un huracán muy poderoso; el terrorismo nos ha dejado una semana llena de luto; y por si fuera poco, las familias siguen siendo atacadas espiritualmente de toda forma posible.
Oraba y me daba cuenta de todo el ruido que estos acontecimientos actuales generan. Pareciera que he vivido poniendo mis ojos, oídos y corazón más en todo eso, que en Dios y Su Verdad. Pero no perdamos de vista una realidad poderosa: Nuestro Dios sigue sentado en Su trono (Salmo 11:4), Él sigue gobernando (Daniel 4:26) y Él continúa siendo quien es (Salmo 102:27).


¿Por qué ya no nos asombra que...

-...Él sigue haciendo sanidades milagrosas, aun cuando el mundo está viviendo dominado por un virus que parece invencible?

- ...Él sigue atrayendo almas y llamando a salvación a muchas vidas?
Una de ellas, un familiar que por diversas circunstancias tuvo que emigrar y pedir asilo en otro país. No olvidemos que Dios no desperdicia nuestro dolor. 

- ...Él sigue restaurando familias?

- ...Él sigue rompiendo cadenas de pecado?

- ...Él sigue levantando siervos dispuestos incluso a entregar sus vidas si eso fuese necesario?

- ...Él sigue llenando nuestras congregaciones de Su presencia?

- ...Él sigue hablándonos de la manera exacta que nuestras almas lo necesitan, cada vez que somos expuestos a Su Palabra?

- ...Él nos ame y quiera salvarnos?


Seamos como niños pequeños. Asombrémonos al ver la obra de Dios en otras personas. Deleitémonos con maravilla al ver la Creación (Salmo 8:3, 19:1, 74:16). Susurremos una alabanza cuando un pecador se arrepienta.


¡Tenemos a un Dios Todopoderoso, Inmutable, Soberano, Fiel y Milagroso! Y ese Dios nos eligió para salvarnos y darnos una eternidad junto a Él.


¿Ya dejaste de asombrarte?


"Oh Señor, honraré y alabaré Tu Nombre, porque Tú eres mi Dios. ¡Tú haces cosas maravillosas! Las planeaste hace mucho tiempo y ahora las has realizado" Isaías 25:1


"Te daré gracias porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son Tus obras, y mi alma lo sabe muy bien" Salmo 139:14

jueves, 12 de agosto de 2021

Bendita Debilidad

El fin de semana, en familia, hicimos una expedición al supermercado. Me encantó que mi sobrina de 4 años se metió al baúl del carro para "ayudar" a acomodar las compras y luego también descargó varias cajas cuando llegamos. Por supuesto que los adultos le agradecimos y felicitamos por su ayuda. Pero nos ocupamos de darle cosas que ella podía manejar. En más de una ocasión cuando le decíamos lo fuerte que era, ella dijo: "es porque como vegetales". 


En realidad, nosotros los adultos estamos conscientes de la fuerza limitada que ella posee y estábamos allí para dosificarle lo que quería cargar; y nos tocó decirle que NO a algunas cosas (¡como los huevos!) a pesar de su insistencia.


Por otro lado, en las últimas semanas el Señor ha estado hablándome sobre admitir mi debilidad en muchos aspectos de mi vida. Creo que muchas veces me he comportado como mi sobrinita, creyéndome autosuficiente, estirando el resorte del "yo puedo sola" hasta que no da más. 

Supongo que parte de mi problema es que me cuesta admitir, incluso ante el Señor, que no puedo, que es duro o que se me ha salido de las manos alguna situación.


El pastor Paul Washer dice al respecto: "El problema no es que seamos débiles; el problema es que no sabemos cuán débiles somos y por lo tanto, cuánto necesitamos orar"


Tan solo trabajar un fin de semana, me recuerda que mi cuerpo es débil y se cansa con facilidad. Una mala noticia hace tambalear mi mundo y debilita mi fe. Un mal entendido con alguien me debilita emocionalmente. Un problema que no se resuelve hace que mi mente dé vueltas pensando en todo lo que puede salir mal si mis soluciones no dan resultado...¡qué agotador!


Soy débil, esa es la verdad. Mi alma, mente y cuerpo son limitados, imperfectos y frágiles. 


Debo aprender a correr a Dios cada día, porque no fui diseñada para "manejar" mi vida. Debo estar consciente de mi debilidad en todo aspecto y no esperar hasta que todo se arruine para ir a Él.


Es simple: cada vez que creo que "puedo" o que "sé" o que lo "resolveré", no estoy reconociendo mis limitaciones y estoy dejando al Señor al margen. 


Por eso, Él me ha estado enseñando a recordar que soy débil y que ¡está bien admitirlo! 


Es solo en la debilidad que puedo vivir Su fortaleza. Es solo en la debilidad que me doy cuenta de cuánto lo necesito. Es solo en la debilidad que me convenzo de que mis sueños de independencia de Él no son más que una falacia. ¡Bendita debilidad!


Yo no nací, no soy ni podré ser fuerte alguna vez; al menos no por cuenta propia. Él es la fuente de fuerza que se necesita para vivir la vida cristiana (Éxodo 15:2). Sin Él, no somos nada (Juan 15:5).


¿Qué cosas has creído tener bajo control? ¿Admites con frecuencia delante del Señor tus limitaciones y lo débil que eres? Quizás es momento de rendirte y dejar que tu debilidad te lleve a descansar a Sus brazos fuertes, inagotables y firmes.


Bendice a Dios por tu debilidad y corre a recibir Su fortaleza.


"Y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque Mi poder se perfecciona en la debilidad". 2 Corintios 12:9

jueves, 17 de junio de 2021

A los padres: Lo que tus hijos necesitan

Un padre que ame al Señor con todo su corazón (Mr. 12:30) y que haya rendido su vida por completo a Él.


Un padre que ore por y con ellos (1 Tes. 5:17).


Un padre que lea y conozca la Palabra y se las recuerde constantemente (Deut. 6:6-9).


Un padre que tenga un consistente tiempo a diario con el Señor (Sal. 5:3).


Un padre que se someta a sus autoridades (1 Pe. 2:13).


Un padre que crea en rendir cuentas de su vida espiritual y sea transparente (Sal. 51, Prov. 28:13).


Un padre que se deje pastorear.


Un padre que crea en el diseño divino y la santidad del matrimonio (Gén. 2:24).


Un padre que ame a su esposa como Cristo amó a la iglesia (Ef. 5:25).


Un padre que no deje la responsabilidad de la crianza y disciplina de los hijos a su esposa.


Un padre que provea responsablemente para el hogar y modele como buen administrador de las bendiciones materiales (1 Tim. 5:8).


Un padre que les vea a los ojos todos los días y les pregunte cómo están.


Un padre que con sus actos les demuestre que el trabajo/ los hobbies/ los amigos/el ministerio NO son lo más importante.


Un padre que juegue lo que a ellos les gusta, aun si eso implica mojarte, ensuciarte o tirarte al suelo,


Un padre que tenga dominio propio y sea capaz de dejar su celular o la televisión a un lado para ESCUCHAR y estar PRESENTE.


Un padre que se siente a la mesa todos los días para compartir al menos un tiempo de comida en familia.


Un padre que admita cuando se ha equivocado y sea capaz de pedir perdón.


Un padre que trate a los de casa igual o mejor que como trata a los de fuera.


Un padre que conozca los temores, gustos y desafíos de sus hijos.


Un padre que provoque que sus hijas deseen casarse con un esposo como él y que sus hijos anhelen ser como ellos cuando formen una familia.


Un padre que abrace y diga te amo todos los días.



"Los justos caminan con integridad; benditos los hijos que siguen sus pasos" Proverbios 20:7


"Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán" Proverbios 22:6

domingo, 9 de mayo de 2021

La Maternidad: Un Anhelo Desconocido

Después de más de un año en pandemia, he tratado de entender porqué sentía algunas cosas nunca antes vividas. Fue hasta hace unos días, luego de una visita a mi ginecóloga, que me encontré diciendo en voz alta lo que no había podido decir: he estado viviendo un duelo, un duelo por la maternidad. 

Todo empezó en diciembre 2019, cuando llegué a mis 40 años. Luego la cuarentena y el turbulento 2020 ayudaron a enterrar el sentimiento. Pero ahora que muchas cosas retornan  a la normalidad, me he descubierto en ese lugar tan desconocido, llevando por dentro ese anhelo silencioso y caminando al estado de aceptación-por no decir resignación- en el que debo expresar fuerte y claro: no voy a ser mamá.

Nunca sentiré pataditas en mi estómago, nunca lloraré al oír latiditos en una ultrasonografía, nunca me harán un baby shower, nunca recibiré una manualidad un 10 de mayo. Aunque sé que tenemos a un Dios milagroso, lo más probable es que nunca ocurra.

Sé que no soy la única que atraviesa por este valle. Conozco de mujeres que por razones físicas y a pesar de años de intentarlo, no lo han conseguido. Sé de otras, que debido a una prolongada soltería,  están luchando con renunciar no solo a un matrimonio, sino también, al deseo de ser madres. Todas viviendo un duelo, cada una a su manera.

En este camino, he intentado en más de una ocasión abordar el tema con amigos o hermanos en Cristo. Lamentablemente, no todos pueden entender lo que tú vives. He recibido palabras llenas de buenas intenciones, pero con poca gracia, en las que me han hecho sentir que quizá esta es una consecuencia de mi pecado pasado. Otros, simplemente no saben manejar el tema y evaden la conversación. 

Así que de pronto te encuentras como en una isla, un pedacito de tierra en el que pocas han estado y que los demás desconocen, porque en su vida nunca les tocó transitar por allí.  

Es curioso, ¿cómo puedes sentir duelo por algo que nunca has tenido? 
Entonces, ¿Proverbios 31 nunca se aplicará para mí?, ¿si los hijos son Su herencia y símbolo de bendición (Salmo 127:3-5), significa que no soy una mujer bendecida?

Si soy honesta, me cuesta hablarlo aún con el Señor. Aunque sé que Él me conoce y entiende, me es difícil admitir en Su presencia que duele, que no lo entiendo y que necesito consuelo de alguna forma.

Porque...¿y si sí es consecuencia de mis metidas de pata y mi pecado? 

A pesar de que apenas estoy empezando a lidiar con esto, el Señor me ha hecho ver que la respuesta es la misma, para una mujer estéril como para una llena de hijos; para una viuda como para una soltera; para una joven como para una abuela. La respuesta es Él. 

Él es todo-suficiente (Salmo 23:1). Él es la porción que el alma de toda mujer necesita (Salmo 73:26), Él sabe manejar la vergüenza, el dolor y la tristeza de cualquiera de nosotras (Isaías 54:4), Él sabe llenar los vacíos y nunca abandona (Isaías 49:15-16). 

Él nos creó con ese instinto maternal, con esa naturaleza inclinada a cuidar, dar vida y proteger. Me consuela recordar, que ÉL SABE lo que atravieso, aunque yo no pueda pronunciar una palabra al respecto.

Por ahora, aunque no comprenda por qué los planes de Dios no incluyen darme hijos (al menos, no biológicos), voy a pedirle ayuda para hacer lo que toda mujer debe hacer: aferrarme a Él, a Sus promesas, al Evangelio, a la Verdad. 

Para toda mujer con ese anhelo de ser mamá: no estás sola. Te entiendo, pero nuestro Dios te entiende más. Refúgiate en Sus brazos, Él puede lidiar con lo que sentimos, con nuestras preguntas y cuestionamientos. Deja que Él te llene hoy.


"Ciertamente el Señor consolará a Sion (pon tu nombre), consolará todos sus lugares desolados. Convertirá su desierto en Edén, y sus lugares desolados en huerto del Señor. Gozo y alegría se encontrarán en ella, acciones de gracias y voces de alabanza" Isaías 51:3

"¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? Fuera de Ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre" Salmo 73:25-26